Resumen
Alberto Almansa estaba convencido erróneamente de que el culpable de su contagio era Rodrigo Deza, su alumno de cuarto año de escuela secundaria. Sabía que era más probable que el contagio hubiese ocurrido en alguno de los atestados autobuses que diariamente, durante media hora (más si había tráfico), debía tomar para llegar al colegio y luego regresar a su casa. Incluso pudo haberlo infectado alguno de sus colegas que, como tantos, habría pasado la enfermedad sin síntomas. Sin embargo, todas esas opciones no dibujaban claramente un culpable, lo que Almansa desesperadamente necesitaba, pues él era un hombre que creía firmemente en las respuestas concretas. Por eso, lo mejor era hacer responsable al bruto, díscolo, haragán y fanfarrón de Deza; ese infeliz al que obligaba a sentarse en primera fila para tenerlo más controlado y para que acaso la cercanía con la pizarra milagrosamente estimulara la sinapsis entre sus neuronas. Sí, había sido Deza, el pobre diablo al cual había descubierto una vez sacudiendo frenéticamente la mano por debajo del pantalón mientras él explicaba el producto de monomio por polinomio. Tan perturbado había dejado este episodio a Almansa que se lo comentó a Margarita Cerna, la psicóloga del colegio, quien lo atendía una vez por semana a cambio de un honorario modesto (solidaridad docente). Ella sugirió que quizás la turbación del profesor de treinta y siete años respondía al despertar de ciertas pulsiones que convendría indagar. Él se negó rotundamente.
Idioma original | Español |
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Número de páginas | 9 |
Publicación | Confluencia |
Volumen | 36 |
N.º | 2 |
Estado | Publicada - 2021 |
Nota bibliográfica
Confluencia: Revista Hispánica de Cultura y Literatura.Publicado en la sección Dimensión creativa.
Palabras clave
- Cuentos